¡Hermoso mensaje! El papa Francisco presidió un momento extraordinario de oración por la pandemia del coronavirus en el que impartió la bendición Urbi et Orbi, a Roma y el mundo, con la posibilidad de los fieles de obtener indulgencia plenaria.
El Santo Padre presidió la oración desde el atrio de la Basílica de San Pedro, en medio de la lluvia y ante una plaza vacía, debido a las medidas de seguridad que las autoridades italianas han dispuesto para superar la emergencia sanitaria.
La oración comenzó con la lectura del pasaje del Evangelio de Marcos (4,35-41), en el que Jesús calma la tormenta en el mar de Galilea, luego de ser despertado por los apóstoles que lo acompañaban en la barca.
Fue una oración, una bendición que dejó conmovida a Nicolle Ferguson, presentadora de deportes de RPC.
Dios omnipotente y misericordioso, mira nuestra dolorosa condición: conforta a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza, para que sintamos en medio de nosotros tu presencia de Padre, dijo el Santo Padre antes de la lectura del Evangelio.
En el evento estuvieron el icono mariano de la Salus Populi Romani (Salud del pueblo romano) ante el que rezó hace unos días en la Basílica Santa María la Mayor, y el Cristo milagroso de San Marcelo, ante el que también rezó pidiendo el fin de la pandemia.
En su meditación, el Papa señaló que en estos días y ante la epidemia del coronavirus, densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas.
Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente.
Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar, dijo.
Impactada
Nicolle Ferguson estuvo al pendiente de este mensaje y confesó que le impactó mucho ver la imagen de Francisco solito en la plaza. "Me impactó la imagen de el Papa solo en una Plaza de San Pedro vacía y bajo la lluvia, pero a la vez me trajo paz. En esta barca estamos todos juntos!", explicó.
Además le dijo a sus seguidores: "Seas católico o no, de cualquiera otra religión, agnóstico o ateo, un mensaje de unión en un momento tan difícil para el mundo entero".
A Nicolle le pareció hermoso el mensaje: "Nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad. No podemos seguir cada uno por su cuenta. Nadie se salva solo, que todos sean uno".